Siempre me he sentido orgullosa de ser mujer, considero que tenemos una fuerza interior envidiable, que nada puede con nosotras del todo, pero experiencias como las que he tenido la oportunidad de vivir en los últimos años me reafirman en mis pensamientos.
Me encuentro en la antesala del quirófano, ese sitio que a nadie nos gusta especialmente, dónde todos visten igual, un sitio caracterizado por ese olor a “no sé qué” particular y dónde se habla un idioma que, a duras penas logro entender.
Y allí, en esa antesala, me encuentro con vosotras, cada una con su historia, cada una con su especial trayectoria hasta este frío lugar, cada una luchando su batalla personal como valientes heroínas.
En ese quirófano del que sólo nos separa una puerta, están puestas todas vuestras ilusiones. Tan sólo una punción que extraiga desde dentro de vuestro cuerpo ese pedazo de vida, llamado óvulo, que os lleve hasta vuestra meta, un hijo. El niño más deseado, el niño más buscado y amado desde antes de haber llegado.
No perdáis vuestra fuerza
Sin duda puedo afirmar que os admiro, sois un ejemplo a seguir, sois un ejemplo de vida, de sueños que se pueden hacer realidad si uno trabaja por ellos, de incesante lucha, de deseos que dejan de serlo y pasan a ser verdad, de tremendo coraje. Me demostráis a mí y al mundo, que cuando uno quiere, ¡Se puede! Sólo es cuestión de dedicarse a ello en cuerpo y alma.
Sé que en este momento tenéis miedo, ¿Quién no lo tendría? Pero aquí estáis, solas ante este proceso desconocido y a mí, me faltan las palabras.
Miedo, si, cuando nos hacemos mayores también lo sentimos, no es sólo algo reservado para los más pequeños. Miedo a tantas cosas, miedo a que este proceso no resulte como esperamos, miedo a que algo malo pueda pasarme allí dentro, miedo a esos médicos y esas palabras que sólo ellos entienden, miedo a cada instrumento. Pero, junto con todos esos miedos, ahí estáis mis valientes heroínas, y yo junto a vosotras, intentando que la espera resulte lo menos angustiosa posible.
Llegó el momento, tu número; respira, tranquila, todo va a salir muy bien, es rápido y no vas a sentir dolor, eres fuerte y única.
Y así todo pasa y el miedo vuelve a dejar paso a la esperanza, a un número que luego será otro, y a otra larga espera que, siendo de unos días, parecen varios años. Ahora el miedo se ha transformado en ilusión, la ilusión por poder observar una Beta positiva.
Mis admirables creadoras de vida, vuestros futuros pequeños tienen verdadera suerte de teneros como mamás.
El mundo es mucho más rico teniendo a luchadoras como vosotras entre sus habitantes y yo, me siento mucho más feliz y completa siendo mujer al verme reflejada en cada una de vuestras historias.
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Julia G. (miércoles, 25 mayo 2016 13:43)
Sinceramente veo tan fundamental la ayuda psicológica en cualquier ámbito... pero muy especialmente en este. Como mujer joven que soy y poniendo en marcha la búsqueda de bebés no dudaré en contactar con una doctora especializada, como es su caso Dra. Martínez. Y aprovecho para animar en la búsqueda a todas esas mamis luchadoras y valientes!!!
Sabias palabras, ¡nosotras podemos! Y como bien ha dicho usted, somos creadoras de vida... y solo nosotras tenemos este súper poder.