Cuando una pareja, o una mujer en solitario, comienza su camino hacia la maternidad/paternidad nunca se es consciente de los problemas que pueden existir. La infertilidad, a pesar de ser un tema de vital actualidad, es aún una gran desconocida para las mujeres y hombres que se plantean por primera vez el ser padres.
Y, ¿qué pasa cuando el embarazo no llega?
Tras meses de intentos fallidos, cantidad de parejas comienzan a preguntarse dónde puede estar el problema y, con esta pregunta, llega el proceso médico y sus derivadas pruebas para conseguir averiguarlo.
Existen muchos casos en los que, a priori, no se encuentra ningún problema físico visible que esté impidiendo la consecución del embarazo y el proceso seleccionado para hacer un nuevo intento resulta la inseminación artificial.
Estar acompañado y contenido emocionalmente durante la evolución de este tipo de procesos por una psicóloga especialista en reproducción asistida, psicóloga especialista en maternidad o psicóloga especialista en infertilidad puede ser de gran ayuda para que los resultados del ciclo sean más favorables.
¿En qué consiste la Inseminación Artificial?
El tener que recurrir a una técnica de reproducción asistida ya resulta, por si mismo, un factor estresante para las parejas. El despedirse de la posibilidad de ser padres de manera natural puede convertirse en un duelo que elaborar y afrontar.
La inseminación artificial es la técnica de reproducción asistida más sencilla que consiste en la colocación en el útero de la mujer de los espermatozoides de la pareja (o un donante) previamente seleccionados y consta de unos pocos pasos que voy a explicar más detalladamente a continuación:
- Estimulación ovárica: se administran hormonas (normalmente FSH, foliculoestimulante) para estimular el ovario y hacer crecer a un buen nivel los folículos que necesitamos para realizar la técnica. Para este proceso la cantidad de folículos que obtengamos no debe superar los 3.
- Control de la estimulación: tras 3 o 4 días después de haber iniciado la administración de hormonas foliculoestimulantes debemos acudir a un control del crecimiento de estos folículos. En dicho control se analiza la calidad y tamaño de éstos por medio de ecografías y, si todo va bien, se realizan algunos controles más antes de programar la administración de la hormona que provocará la ovulación.
- Inducción de la ovulación: en el momento en el que se observa uno de los folículos con un tamaño de mayor de 18 mm, es necesario administrar la hormona que desencadenará la ovulación. En este caso la hormona hCG, Gonadotropina Coriónica Humana y, tras 36-48 horas el óvulo habrá partido hacia las trompas de Falopio. Este es el momento de programar la inseminación.
- Inseminación Intra- Útero: El mismo día en el que se realiza el proceso de inseminación, el hombre debe haber entregado la muestra de semen que será preparado en el laboratorio para la consecución de la mayor cantidad de concentración de espermatozoides móviles que sea posible. Se coloca la muestra de espermatozoides en una cánula que se introduce con suma delicadeza en el útero de la mujer y son inyectados.
La técnica es sencilla y no debe producir ningún tipo de dolor.
Está recomendada para casos en los que la movilidad o calidad de los espermatozoides no es demasiado buena y tienen inconvenientes para llegar hasta el útero, cuando la esterilidad es de origen desconocido, en los casos de síndrome de ovarios poliquísticos, cuando una mujer desea ser madre soltera, alteraciones anatómicas y/o factor cervical así como si el hombre se ha sometido a una vasectomía anteriormente.
Como con cualquier otra técnica para lograr el embarazo, se debe tener en cuenta la edad de los pacientes (sobretodo de la mujer).
¿Qué hacemos tras la Inseminación Artificial?
Es probable que, tras la inseminación artificial, se sientan algunas molestias leves que son totalmente normales: molestias en el útero y vientre, dolor de espalda, nauseas y vómitos derivados de la medicación administrada, etc.
En la misma clínica donde te realices la técnica te indicarán que, tras pasar por ella, permanezcas media hora aproximadamente recostada, en una postura relajada.
Una vez en casa, la recomendación general es que durante ese mismo día no realices viajes largos ni hagas actividades de larga duración y que exijan alto nivel de rendimiento físico.
Se deben mantener los niveles de estrés controlados, al igual que la sensación de ansiedad, por lo que, es una buena recomendación el realizar actividades que te hagan sentir bien y relajada durante los días posteriores a la inseminación. Cuídate y mímate, es el momento idóneo para hacerlo y te ayudará a entretener tu mente y que tus pensamientos deriven a hacia otros lados.
Si trabajas, puedes realizar tu trabajo con total tranquilidad, siempre y cuando no exceda la exigencia física y no sea causante de ansiedad y estrés.
Cuida tu dieta, tu alimentación y hábitos de vida saludables son fundamentales. Cuida de ti.
Tasas de éxito de la Inseminación Artificial
Las probabilidades de éxito varían en función de si el semen es de la pareja o es de un donante. Normalmente, estos últimos, son seleccionados con un análisis muy exhaustivo lo que aumenta ligeramente las probabilidades de éxito.
En una primera inseminación artificial, con semen de la pareja, las tasas de éxito rondan el 15%, siendo un 22%, en el caso del semen de donante.
Estas probabilidades aumentan conforme aumentan los ciclos de inseminación también, llegando a alcanzar el 50% al hacer el tercer y cuarto intento.
Las tasas de éxito también van a variar en función de la edad de la paciente, como ya hemos comentado con anterioridad, a partir de los 35 años la tasa de fertilidad de la mujer cae de manera importante y conforme nos acercamos a los 40 las probabilidades van quedando totalmente mermadas.
Si deseas ser madre, mi consejo es que no dejes que el tiempo te gane la partida.
Como siempre, la mejor recomendación es estar bien informada y estarlo a tiempo, no dudes en preguntar a los profesionales si existen detalles que desconoces, estamos para ello. Olaya Martínez, Psicóloga en Valencia.
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