Agitación del amamantamiento

Normalmente, cuando se habla de todo lo relacionado con la maternidad y el mundo de los bebés se crea un aura de ilusión y cosas bonitas. Por lo general, los comentarios van cargados de emociones positivas y momentos íntimos inmejorables. Efectivamente, en general, es un momento dulce y es precioso tanto vivirlo como compartirlo.

 

A pesar de todo esto, en ocasiones, no todo es de color de rosa y pueden existir ciertos acontecimientos que tiñan de realidad esta ensoñación. Ante todo, es importante que tomemos consciencia de que no por ello somos peores madres, o tenemos sentimientos de rechazo hacia nuestra maternidad o somos bichos raros.

 

Existen determinadas circunstancias en las cuales no todo sale como se esperaba a priori y no por ello hemos de valorarlas como negativas. Simplemente son cosas que nos pueden pasar, no soy la primera a la que le pasa, soy buena madre y, sobretodo, soy normal.

La Agitación del Amamantamiento: un rechazo inconsciente

No es la primera vez que os digo esta frase pero, una vez más me gustaría que la recordásemos: “La información es poder”. La información nos ayuda a hacer desaparecer miedos e inseguridades. Si dudas, si no sabes qué está pasando, infórmate.

 

Derivadas de la sensación de plenitud y felicidad absoluta que se le asigna al momento del embarazo, parto y primeras sensaciones tras la maternidad, se crean unas expectativas que en multitud de ocasiones resultan excesivas. Ser madre es una de las cosas más bonitas que puede vivir una mujer en su vida pero, acompañando a todas las emociones indescriptibles del momento, también pueden existir situaciones como ésta de la que os hablo hoy, la agitación del amamantamiento.

 

Me gustaría que aplicásemos el tono de normalidad que podría tener cualquier otra experiencia durante la maternidad. Hoy, vamos a conocer más acerca de este síndrome y hoy nos daremos cuenta que, si alguna vez lo sentimos y lo vivimos, a pesar de que parece que sólo nos pasa a nosotras y que, por ende, debo de estar siendo mala madre, seguiremos creyendo, estando convencidas de que somos las buenas madres que todo bebé desearía tener. No queremos frustraciones, no culpabilidad, no sentimientos negativos. No estáis solas, no sois las únicas que sentís algo así, no es un problema tuyo únicamente, de hecho, no es un problema y no vamos a tratarlo como tal.

 

Es posible que no hayas escuchado hablar de este término o que lo hayas hecho muy pocas veces. Normalmente, las mujeres no suelen aceptar sentirse así. No se suele hablar de esta agitación del amamantamiento bien sea por vergüenza, rechazo, angustia, pena, culpabilidad o confusión.

 

Se conoce como agitación del amamantamiento a la sensación de profundo rechazo que una madre empieza a sentir a dar el pecho a su hijo. No se trata de algo banal o sin importancia, es un rechazo inconsciente pero muy potente, se trata de un rechazo visceral y primario que provoca en la madre profundos sentimientos de culpa y tristeza. El malestar derivado de este potente rechazo puede, incluso, llegar a ser físico. Algunas mujeres los expresan como una especie de calambre o sensación de necesidad de huida de la situación. Un impulso que les llevaría a salir corriendo y alejarse del niño para evitar el momento del amamantamiento. 

Desencadenantes de la Agitación del Amamantamiento

No se conocen los motivos por los cuáles se desencadena este rechazo pero, existen determinados momentos que pueden ser más delicados y, es probable, que las hormonas tengan mucho que ver con ello. Además, puede verse relacionado también con la necesidad que, como madres, sentimos de acelerar el crecimiento de nuestros “polluelos”, animarlos a volar y a que sean más independientes.

 

Uno de los momentos más reconocidos en la aparición de este rechazo llega cuando el niño ya tiene de 2 a 3 años y sigue demandando el pecho continuamente, sobretodo, podemos encontrarnos con estas sensaciones en los casos en los que la mamá vuelve a estar embarazada o ya está dando el pecho en tándem (a los dos hijos a la vez). Esta última situación puede verse agravada por la necesidad de atención continua del nuevo bebé y, de otro lado, la incesante necesidad del “hermano mayor” de seguir teniendo al mismo nivel que antes la atención exclusiva de su mamá.

Soluciones para la Agitación del Amamantamiento

En primer lugar y como ya he indicado a lo largo del texto, lo más importante es quitarnos de encima el sentimiento de culpabilidad y para ello, una buena solución es poder hablarlo con un profesional en lactancia, en un grupo de ayuda mutua en lactancia materna o con personas cercanas que lo hayan vivido para darle el toque de realidad que necesita la situación.

 

Analiza la postura y si es necesario cámbiala, ya que es posible, que al crecer y hacerse mayor, el niño cambie su forma de mamar y ésta te resulte más molesta.

 

Es importante conocerte y saber qué momentos o que tomas son las que más te cuesta aceptar. Cuando lo sepas, deberás negociar con tu hijo y hacer un intercambio, por ejemplo, besos, abrazos y arrumacos pero teta en otro momento. Que el pequeño entienda que, a pesar de que el pecho vaya desapareciendo, su mamá va a seguir igual de disponible para él.

 

Por último, es probable que haya llegado el momento de plantearse el destete. Nunca nos olvidemos que la lactancia es un momento de dos y que ambos deben sentirse plenos y felices de compartir este momento para que la alimentación emocional que aporta sea la correcta. Si esto deja de ser así, existen otras muchas maneras de compartir momentos de complicidad. No te sientas culpable nunca, quizá ha llegado el momento idóneo de aprender juntos a hacer este aprendizaje emocional más enriquecedor de otro modo.

 

Olaya Martínez

Psicóloga en Valencia

 

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Comentarios: 2
  • #1

    Mamá&nené (viernes, 28 octubre 2016 14:06)

    Muy interesante, entre nuestro propio deseo de amamartar a nuestro hijo y la presión social, pueden darse reacciones naturales o lógicas de nuestro cuerpo a rechazar ese proceso, desencadenadas por diversos motivos, y que muchas veces nosotras mismas nos negamos a ver. Creo que el apoyo de la pareja y los familiares más cercanos nos pueden ayudar a identificar esta situación. No estoy en contra de dar el biberón, en lo absoluto, apoyo la lactancia materna, pero si resulta no siendo el proceso ideal de alimentación, cobijo y entrega de amor al bebé y tranquilidad emocional para la madre, por qué no recurrir al biberón. Un biberón entregado con el mismo amor que cuando se amamanta, es también un muy buen alimento para el bebé.

  • #2

    Olaya Psicología (viernes, 28 octubre 2016 23:36)

    Muchas gracias por tu valoración y aportación. Efectivamente, mientras el bebé esté alimentado nutritivamente como toca, el alimento emocional va a llegar de la mejor de las maneras, siempre y cuando, la mamá se encuentre en perfectas condiciones. Un abrazo y gracias de nuevo por seguirme!


Formación:

 

Nº de Colegiada CV-13970