A pesar de convivir con nosotros mismos a diario, a pesar de ser los máximos y únicos responsables de cómo vivimos, qué sentimos y por qué lo sentimos, a pesar de tener que conocernos más que nadie y cuidarnos como nadie, somos capaces de ser unos auténticos desconocedores de nuestros sentimientos, emociones y pensamientos.
Uno de los problemas más frecuentes que encontramos en la consulta de psicología es la baja autoestima, e incluso, la falta total de ésta y resulta un dato muy desconcertante ya que, si no nos tenemos “estima” a nosotros mismos, ello va a desencadenar una serie de consecuencias totalmente negativas para uno.
Día a día debemos tomar decisiones, elegir sobre qué estudiar, qué tipo de trabajo buscar o, incluso, qué comer o qué ropa ponerme. Pensemos, ¿cómo influye mi baja autoestima en la toma de cada una de estas decisiones?
Cuida de tu autoestima
El término autoestima se refiere a la valoración que una persona determinada hace de sí misma, recoge todo el conjunto de creencias y valores que uno considera que posee, o de los cuáles piensa que carece. Todo ello derivado de sus experiencias en la vida y del valor otorgado a dichas experiencias.
El ritmo de vida frenético y la poca consciencia que tenemos de nosotros mismos y nuestro modo de vivir hacen que, en multitud de ocasiones, no lleguemos ni a plantearnos qué hay de esa autoestima que tanto puede estar delimitando nuestras posibilidades y nuestro éxito en cualquier faceta de la vida.
Es importante realizar un autoanálisis y tener la capacidad de observar qué aspectos podemos y debemos potenciar para mejorar nuestra calidad de vida.
Existen unos determinados síntomas que pueden ser clara muestra de que nuestra autoestima es baja, voy a enumerar algunos de los que deberíamos tener en cuenta y más importantes a trabajar son, a mi parecer:
- Siento que no merezco que me pasen cosas buenas en la vida.
- Veo al resto de personas muy superiores a mi y siento la necesidad de parecerme a ellos. Siento envidia de la vida y las capacidades de los demás.
- Para realizar cualquier actividad o tomar cualquier decisión necesito siempre la aprobación de otros porque no confío en mi propio criterio.
- No suelo expresar mi verdadera opinión ante determinados temas porque siento miedo al rechazo de los demás.
- Sé que no voy a conseguir nada de lo que me proponga, por tanto, ni me molesto en intentarlo porque soy incapaz de lograrlo.
- Nunca estoy contento y existen pocas cosas que puedan hacerme feliz.
- Cuando algo me sale mal siempre lo atribuyo a mi torpeza e incapacidad de hacer las cosas bien, cuando algo me sale bien siempre busco un responsable externo. No atribuyo a una habilidad propia mi éxito.
- Soy incapaz de tomar decisiones importantes porque siento que, tome la decisión que tome, voy a equivocarme.
- Siento que los demás me evalúan constantemente y necesito cubrir un “expediente” que nunca llega a alcanzar lo que se espera de mi.
Mejorando tu autoestima en 7 pasos
Quedarse parado esperando que algo ocurra nunca es una opción. Las cosas no ocurren porque sí, la felicidad no viene a mi si yo no salgo a buscarla, el trabajo de mis sueños no llega si no estoy preparado para él y no hago por lograrlo, mi pareja no funcionará si yo no aporto la parte de amor y entrega que me toca, no tendré un grupo de amigos si no cultivo buenos momentos junto a ellos, etc. Todo esto con cada uno de los aspectos de nuestra vida.
Hay que trabajar activamente por mejorar día a día, la alta o baja autoestima, como cualquier otro valor personal. En este caso, existen una serie de consejos que pueden servirte de ayuda para elevar esa autoestima que te puede llevar hasta donde tu quieras llegar. Yo, como psicóloga, puedo dártelos, el trabajarlos es cosa tuya. El único truco, constancia y creer que tienes la capacidad de lograr todo aquello que te propongas. Rodéate de todo aquello que te haga sentir bien, situaciones y personas con las que todo fluya en una buena dirección y no le des a nadie el poder de hacerte dudar de ti y tus capacidades, ni siquiera a ti mismo. Confía.
- Sé realista con la evaluación que haces de ti mismo. No tires piedras sobre tu tejado, todos tenemos cosas que mejorar y cosas que destacar positivamente. Hazlo, ten en cuenta tanto unas como las otras.
- No debes compararte con nadie porque cada quién es él y sus circunstancias, no eres mejor ni peor, eres tú.
- Ámate y respetate. Esa es la base para lograr el amor y el respeto de quiénes te rodean. Si tu eres incapaz de sentirlo va a ser muy difícil que los demás cultiven ese sentimiento hacia ti.
- Ponte metas realistas, aquellas que verdaderamente sean posibles de alcanzar por tus propios medios. Primero, más sencillas y poco a poco pueden ir transformándose en retos fascinantes.
- Cuida de tu salud y aspecto físico. Eso también depende de ti.
- No seas demasiado exigente contigo mismo, hay días en los que tenemos mas fuerza para realizar unas cosas y días que tenemos menos. No pasa nada, analízate y llega hasta donde verdaderamente puedas.
- Al finalizar cada día haz una valoración de todo lo que te ha ocurrido, ensalza lo bueno y plantéate ¿Qué puedo hacer para mejorar lo que no ha sido tan bueno? Trabaja por darle un aprendizaje constructivo a aquello que no te ha gustado. Cada día puede enseñarnos algo nuevo.
Al final, todo se resume en algo muy sencillo: Somos responsables de nuestra propia vida. La felicidad o la infelicidad residen dentro de ti, no te empeñes en buscarla en cosas externas.
¿Cómo deseas vivir tu vida? Yo la mía, lo tengo claro. ¡A por ella!
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