Aquí y ahora, lo único que verdaderamente tenemos. Aquí y ahora, no hay nada más. Este momento, este lugar, este aspecto, esta situación, esta oportunidad, sólo eso. Parece obvio ¿verdad? Pues resulta que, habitualmente, es la excepción.
Aun con toda la obviedad se nos hace casi imposible mantener nuestra cabeza en el ahora y disfrutar del momento actual. Nos pasamos la vida pensando en lo que fue y ya no es o, del otro extremo, en lo que podría ser o será. Nuestros pensamientos y emociones tienen la insana costumbre de alejarnos del presente.
Y así se nos pasan los días, los meses y los años viviendo en un tiempo que no es el nuestro porque ahora… es AHORA y nada más.
La virtud de vivir Aquí y Ahora
No es tan fácil como parece. Si lo fuera, todos lo practicaríamos a diario. Por el contrario, nos pasamos la vida viviendo hacia delante y hacia atrás, malgastando y consumiendo todos los momentos presentes con algo que no poseemos. Sin disfrutar realmente de lo que ahora somos y tenemos la oportunidad de vivir.
Una amistad que se dañó, la muerte de un ser querido, perder el puesto de trabajo, la ruptura con una pareja estable y duradera… todo ello son situaciones límite y que nos llevan a vivir momentos de verdadero dolor y angustia. Está bien, es adaptativo y lógico llorarlo, sentirlo profundamente y lamentarlo en el momento pero, esos sentimientos negativos deben elaborarse, evolucionar e ir superándose con el paso del tiempo. No debemos quedarnos eternamente en ese dolor, en los “y si…”, en los “que hubiera pasado si…”, ni rumiando lo que pudo ser y no fue porque, sencillamente, ya no va a ser. Al menos, no de la misma manera.
Podemos vivir pensando siempre en lo que tuvimos y ahora no tenemos, en lo que fuimos y ya no somos o a quién tuvimos y se fue pero, que pena perder la oportunidad de disfrutarse y disfrutar del resto de oportunidades que nos tiene preparadas la vida por quedarnos sentados como Penélope (la de la canción de Serrat) en la estación del pasado y de lo que ya no será, esperando ese tren que se fue y que no va a volver. Que pena porque puede llegar el día en el que no queden más trenes que coger.
Me gustaría compartir con vosotros una historia personal que me parece el ejemplo perfecto de lo que significa disfrutar aquí y ahora con todo lo que venga y hasta el final. Hace unos años mi padre enfermó de cáncer de pulmón. Siempre fue muy fumador pero también un gran “disfrutón” de la vida y con todo su disfrute, mientras su vida se apagaba con tan sólo 51 años, me dejó uno de los aprendizajes más grandes que tengo. Una noche de reunión familiar mis abuelos le reprochaban no haberse cuidado más, haber fumado tanto, haber castigado su cuerpo de esa manera y él contestó: “He vivido 51 años tan intensos que me parecen 100 y no cambiaría ni uno sólo de ellos por vivir 10 o 15 más”.
Todos tenemos la oportunidad de poder decir lo mismo el día que nos toque marcharnos pero para ello, hemos de empezar HOY.
Cuántas opciones nos presenta la vida cada día para volver a sonreír. Cuántas oportunidades nos pasan por delante de las narices mientras andamos preocupándonos por aquello que ya pasó o lo que puede pasar mañana. Aquí y ahora tienes todas las cartas de la baraja en tu mano, esperando a ser escogidas, jugadas y disfrutadas. ¿Qué deseas ahora? ¿Qué necesitas? ¿Qué es lo que te apetece? Eres el creador, dueño, jefe y señor de la maravillosa aventura que puede ser tu vida… No te puedes quedar mirando al pasado o soñando con un futuro que sólo existirá si HOY te encargas de crearlo. No te limites a imaginarlo, ¡empieza a vivirlo HOY!
Me gustaría proponeros algo: STOP. Párate un momento, respira, siéntete, abre los ojos, fíjate dónde estás, qué estás haciendo ahora. La vida se compone de pequeños instantes y lo mejor que podemos hacer con ellos es disfrutarlos al máximo. La única forma es vivirlos y exprimirlos. Ponle consciencia a tu vida, ponle consciencia a tu presente, ponle consciencia a tu AHORA.
COMÁMONOS LA VIDA... ¡¡¡SEAMOS DISFRUTONES!!!
Olaya Martínez
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