Hoy estoy reflexiva… tampoco es algo que resulte muy extraño en mí, no os voy a engañar, pero hoy lo estoy especialmente.
Estoy haciendo un ejercicio de introspección, de análisis del camino recorrido a lo largo de mis dos años dedicándome plenamente a la psicología, en general, pero especialmente a la infertilidad y los procesos de Reproducción Asistida.
Me doy cuenta del cambio tan grande en pensamiento y en modo de trabajo que he tenido y que, por descontado, sigue en constante re-invención y evolución.
Uno de los cambios que más destacaría sería la idea de que las mujeres y las parejas en procesos de Reproducción Asistida son personas que tienen que luchar, luchar mucho… Cuando empecé, yo misma os llamaba guerreros y luchadores y hoy, sinceramente me gustaría desearos que no lo fueseis más.
Reproducción Asistida: No quiero más dramas en mi vida
Como dice la canción de Fangoria: “No quiero más dramas en mi vida, solo comedias entretenidas”.
Comprendo la desesperación, frustración y angustia que resulta la búsqueda de un embarazo que nunca llega, el diagnóstico de infertilidad y el hecho de tener que pasar por tratamientos de Reproducción Asistida para intentar conseguirlo. Son procesos que resultan claves en las vidas de las personas que los experimentan ya que está en juego uno de los proyectos de vida más importantes: la paternidad y la maternidad. Lo entiendo y lo vivo constantemente en consulta, pero también sé que existen muchas formas de afrontar la situación (como otras tantas en la vida) y que siempre hemos de buscar la más saludable y adaptativa y, no me caben dudas, la lucha no es la forma.
Me resulta muy práctico y visual hacer la siguiente comparación: la lucha es batalla, la batalla es guerra, la guerra es oscuridad y, probablemente, la guerra termina significando muerte. Si lo que queremos crear es vida… creo que acercarnos a la muerte no puede ser nunca la mejor opción. ¿Qué opináis vosotros?
Os acompaño, os comprendo y os entiendo profundamente. Estoy con vosotros y voy de vuestra mano, pero de verdad, busquemos la forma de dotar de salud y luz esta situación. Busquemos en lo más profundo de nuestra mente y nuestro corazón cuál es la forma de vivir esto más saludable. Busquemos dentro nuestro el optimismo, las ganas, la fuerza, la ilusión, la VIDA!
Siempre hemos de acercarnos y abrazar la vida, debemos de confiar en el proceso de la vida y debemos creer que tenemos el poder de crear todo aquello en lo que confiemos plenamente. No se trata de ser ilusos, en absoluto. Os hablo de proyectar aquello que queremos conseguir, ser capaces de vernos cumpliendo esa meta y soltar… Soltar significa dejarlo que venga a nosotros porque os aseguro que está ahí disponible para cuando de verdad sea lo mejor para nosotros y cuando de verdad nos sintamos capaces de tenerlo y que nos sume.
Hoy me gustaría que viésemos los acontecimientos de nuestra vida, no como cosas buenas o malas, sino como oportunidades. Finalmente, eso es lo que verdaderamente son… oportunidades de crecimiento, de auto-conocimiento, de mejora, de optimización de nuestros recursos. Siendo así pensemos, ¿cómo podemos crecer con esto que nos pasa hoy? ¿Qué nos está demostrando sobre nosotros mismos? ¿Qué provecho puedo sacarle a este nuevo reto?
La vida nos brinda oportunidades constantemente. Abramos bien los ojos y observémoslas. ¡Crezcamos!
Olaya Martínez Gil