Vencer los miedos para una vida mejor

Al miedo hay que intentar no darle demasiado de comer. Y ¿Cómo se le da de comer a un miedo? Muy fácil, haciéndole caso, haciéndolo grande, dándole la razón, paralizándote, quedándote ahí donde estás sin hacer nada para que tu realidad cambie.

 

Si hay algo que está comprobado en la vida es que un miedo siempre termina siendo más débil de lo que mi cabeza imaginó. Nunca es tan tenebroso, ni tan peligroso, ni tan difícil como parecía antes de arrancar. Pero, para darnos cuenta de ello y comprobarlo, resulta indispensable hacerlo...¡Arranca!

 

Una de las preguntas que más escucho en sesión es: cómo elimino este miedo. No quiero tener este miedo. 

Respuesta: no se puede huir de él si no lo enfrentamos antes. 

El miedo tiene una funcionalidad y gracias a que existe, la humanidad persiste. Pero ahora hemos de ponerlo en orden. NO siempre dejarnos vencer por él, termina siendo funcional. Y aquí entra donde tenemos que hacer el ejercicio de ver hasta qué punto ese miedo en cuestión nos está salvando la vida, o nos la está limitando. Y a partir de ahí, ponernos en marcha en la dirección más adecuada para que nuestra vida tome el rumbo que deseamos. 

El origen de los miedos

El miedo es una emoción inherente a la experiencia humana. Desde tiempos ancestrales, ha servido como un mecanismo de supervivencia, alertándonos de peligros y ayudándonos a tomar decisiones cruciales para nuestra seguridad. Sin embargo, en la modernidad, muchos de los miedos que enfrentamos no están relacionados con amenazas físicas inmediatas, sino con desafíos psicológicos y emocionales que pueden limitar nuestro potencial y bienestar. Superar estos miedos es esencial para llevar una vida plena y satisfactoria.

 

Antes de explorar cómo vencer los miedos, es importante entender su origen. Los miedos pueden ser racionales o irracionales. Los miedos racionales están basados en peligros reales, como el miedo a ser atropellado al cruzar una calle sin mirar. En contraste, los miedos irracionales, como el miedo al fracaso o al rechazo, o a no conseguir algo que deseamos profundamente, a menudo surgen de experiencias pasadas, influencias culturales o inseguridades internas. Estos miedos irracionales, aunque no siempre basados en amenazas tangibles, pueden tener un impacto profundo en nuestra vida diaria, limitando nuestras oportunidades y nuestra capacidad para disfrutar de la vida plenamente. Son miedos que nos impiden caminar hacia adelante, en la dirección deseada y con el foco en la meta que queremos conseguir. Sin miedos que desenfocan y debilitan.

1º Paso: Identificación y Reconocimiento

El primer paso para superar el miedo es identificarlo y reconocer su presencia. Muchas personas viven con miedos subyacentes que nunca son abordados porque no son conscientes de ellos. Es crucial tomarse el tiempo para reflexionar sobre las áreas de la vida en las que el miedo puede estar influyendo. ¿Hay actividades que evitamos? ¿Proyectos que posponemos? ¿Relaciones que no cultivamos? Reconocer el miedo es el primer paso hacia su conquista.

 

Yo siempre pregunto en consulta: ¿Cómo se llama exactamente tu miedo? Empecemos por llamarlo por su nombre. 

2º paso: Autocompasión

Castigarnos por nuestros miedos tampoco resulta la forma más sana de enfrentarlos. El amor propio incondicional ha de ser tu bandera siempre. Tengo un miedo X, de acuerdo, lo acepto, lo reconozco, lo integro y me lo permito y perdono. A partir de ahí, ponerse en marcha para "bajarle el volumen" resulta mucho más sencillo. 

 

Una vez que hemos identificado nuestros miedos, es importante abordarlos con autocompasión. La autocrítica severa puede aumentar los niveles de ansiedad y fortalecer los miedos. En lugar de castigarnos por tener miedo, debemos tratarnos con amabilidad y comprensión. Aceptar que el miedo es una parte natural de la experiencia humana nos permite abordarlo con una mentalidad más positiva y constructiva.

3º paso: afrontarlo de forma gradual

Enfrentar el miedo de manera gradual es una técnica efectiva para superarlo. La exposición gradual a las situaciones que nos causan miedo, en un entorno controlado y seguro, puede desensibilizar nuestra respuesta emocional y reducir el poder del miedo. Por ejemplo, si alguien tiene miedo a hablar en público, puede empezar por hablar frente a un espejo, luego ante un pequeño grupo de amigos, y eventualmente en un entorno más grande. Cada pequeño paso ayuda a construir confianza y reduce la intensidad del miedo.

 

Poco a poco también hemos de ir cambiando la forma de abordar ese miedo desde nuestro propio diálogo interno. Cómo hablamos de ello, hasta qué punto somos justos cuando hablamos de ello. ¿Es absolutamente cierto todo eso que nos contamos acerca de aquello que tememos? Vamos a reestructurar cognitivamente estas creencias que nos limitan. 

4º paso: Acción

Finalmente, la acción es el antídoto más poderoso contra el miedo. Tomar medidas, incluso pequeñas, hacia nuestras metas y enfrentar nuestros miedos directamente puede reducir su poder sobre nosotros. La inacción y la evitación solo fortalecen el miedo, mientras que la acción nos empodera y nos muestra que somos capaces de superar nuestros temores. Cada vez que enfrentamos y superamos un miedo, construimos una mayor confianza en nuestra capacidad para manejar desafíos futuros.

 

Hazlo y me cuentas. Puedes tomar como referencia para que te ayuden a ponerte en marcha otras cosas que enfrentaste en tu vida y que te daban mucho miedo y dime: ¿fue tan grave/malo/terrible como imaginaste? Ahora no será diferente. Los miedos siempre son más grandes en nuestro imaginario.

 

 

Olaya Martínez Gil

Psicóloga en Valencia 


Escribir comentario

Comentarios: 0

Formación:

 

Nº de Colegiada CV-13970