
No hay pareja perfecta, o quizás la perfección se encuentra precisamente en esas cosas que a veces unen, pero que otras parecen separar irremediablemente. Lo cierto es que la pareja es el lugar perfecto donde se activan nuestros miedos más profundos, nuestras dudas más infantiles y todas las proyecciones de aquellos que fuimos con todo lo que vivimos.
Me parece fascinante el mundo de la pareja y navegar ahí es una oportunidad perfecta para encontrar lo que nos limita para conocernos más profundamente y aprender a mejorar.
La terapia de pareja como cualquier otra terapia es cuestión de compromiso, de esfuerzo, de consciencia plena y de aplicar en el día a día lo que descubrimos y destacamos en una sesión de 75 minutos. Pero qué bonito es ver como, de nuevo, el esfuerzo tiene su recompensa en una mejor calidad de vida juntos donde prima el amor, el respeto mutuo y la madurez emocional que a veces queda sepultada entre reproches y juicios mutuos.
El peligro de romantizar en exceso lo que es el amor
El amor no es solo una relación que fluye sin complicaciones, con luces y flores de colores. El amor realista y maduro tiene retos, fases, momentos de más distancia, e incluso conflicto.
La excesiva presencia de las redes en nuestras vidas y del compartir solo una parte de ellas, entre otras cosas, ha podido hacer creer que si una relación tiene dificultades es que no es una buena relación. En una relación, como en la vida, pueden surgir y surgen dificultades. Lo importante es ver cómo las resolvemos, las atravesamos, las superamos.
Una relación saludable es aquella en la que los miembros son capaces de enfrentarse a los retos con presencia, con autocritica. Sabiendo que todas las partes son igualmente responsables de lo que pase después. Una relación se CO-crea y esto es algo en lo que hago mucho hincapié en las sesiones de terapia de pareja. Ambos han de hacerse igualmente responsables. Cada quien de su parte. Y no vale eso de tirar balones fuera y ver quien tiene más razón, porque eso lejos de acercarnos a una solución, aún hace más grave el problema. Esa es una forma infantil de querer "escaquearse" de la propia responsabilidad. Si el otro es más culpable, yo soy más inocente. Parece un juego de niños ¿Verdad?
La pareja: una proyección perfecta de nuestras heridas
Todos tenemos heridas. Heridas que nacieron hace mucho años, en nuestra primera relación. La relación con mamá y papá.
Cuando hablo de esto muchas veces recibo un: mi relación era perfecta y es perfecta, los amo. Nos llevamos súper bien.
Las heridas y los traumas no nacen solo de situaciones límite. Cualquier cosa que puede ser lógica para una mente adulta, para un niño es de una simpleza brutal: si A, entonces B.
No olvidemos además que los niños tienen una tendencia innata a ser el ombligo del mundo. Todo lo que pasa, pasa por ellos, para ellos o a través de ellos. Por ejemplo: mi mamá está feliz porque YO la hago feliz y, por tanto, ME QUIERE PORQUE SOY BUENO.
También nos sirve de ejemplo: mi papá se va a trabajar fuera porque YO no debo ser muy buen niño y, por tanto, NO ME QUIERE.
¿De locos verdad? no, de niños. Pero así funciona. Eso genera unas huellas, esas huellas, heridas y esas heridas se manifiestan cuando somos adultos en nuestras relaciones adultas. Y, como no podía ser de otra manera, la relación de pareja es la que mejor proyecta este tipo de heridas.
¿Qué hacemos en terapia de pareja?
La terapia de pareja es un espacio seguro donde poder abrirnos a compartir nuestras dudas, miedos, juicios, y todo aquello que sea necesario para vaciarnos de malestar y llenarnos de orden.
Gracias a la figura mediadora y objetiva de la profesional de la psicología (en este caso, obvio, yo) vamos a poder ver los conflictos con algo más de distancia, lo que permitirá darles un mejor lugar para que podamos aprender a gestionarlos de forma diferente y, por tanto, que las cosas mejoren en casa.
En la terapia de pareja no buscamos quién es más culpable, sino que buscamos las vías que nos ayuden a que cada miembro tome su parte y haga lo mejor posible con ella, así como aprender a conectar también con la visión de la otra parte y lograr comprender mejor lo que con el conflicto, se está intentando manifestar.
Por supuesto es precioso descubrir estas heridas de la infancia de las que os hablaba líneas atrás para poder comprendernos mejor y aprender a sostenerlas y que no se apoderen de nosotros llevándonos a movimientos, frases o hechos que en realidad, nuestra parte adulta y saludable, no quiere hacer. El niño o niña que fuimos en muchas ocasiones sale a la luz limitando el saludable movimiento de la adulta o el adulto que somos. La terapia de pareja, así como la individual, son herramientas fabulosas para aprender a reconocer cada una de esas partes y así, poder tomar el control sobre ellas.
Un poquito más sobre el amor y la pareja
Y ya que estamos hablando sobre la pareja y el amor. Hace unos meses tuve el placer de colaborar en el podcast de unos amigos y estuvimos hablando sobre este tema tan interesante.
Aún no había tenido la oportunidad de compartirlo por aquí, así que aquí os lo dejo por si os resulta interesante.
Gracias siempre por seguirme y... Si sientes que tu relación necesita un espacio de cuidado y escucha, en Olaya Psicología podemos acompañaros. Pedid una cita y comencemos a construir juntos una nueva manera de estar en pareja.
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