El embarazo de Paula: semana 11

Hace unas semanas, Paula empezó a compartir con nosotros su experiencia como embarazada. Hoy, vuelve a contarnos cómo se ha sentido en las últimas semanas, qué cosas han ido rondando su cabeza y cómo las nuevas emociones han ido apoderándose de su mente y su cuerpo. 

 

El embarazo es, sin duda, uno de los procesos más espectaculares de cambio por los que pasa una mujer. Además de todo el cambio físico que, es evidente, ocurre. A nivel psicológico y emocional ocurren grandes cambios también: estructuras cerebrales que se modifican para dar cabida a esta nueva parte de mi, a este nuevo rol en la vida, a este nuevo ser. 

 

Una vez más, agradecemos a Paula la generosidad de querer compartir su embarazo, sus emociones y sus experiencias con todos nosotros. 

 

"Nos encanta acompañarte en este camino hacia la maternidad. Cada día más cerca de encontrarte cara a cara con 

uno de tus mayores sueños, hecho realidad"

Semana 11: Tan profundo como el mar

Tan profundo como el mar, tan inmenso como el universo, tan variado como el arcoíris, así podemos definir aquello a lo que comúnmente llamamos: nuestro corazón. Pasamos de la calma más absoluta a la montaña rusa emocional que nos provoca algo que nos entusiasma o nos disgusta, para minutos, horas o días después, volver a nuestra serenidad original. Y, está bien, la vida sería demasiado aburrida si estuviésemos siempre con sentimientos lineales y poco intensos.

 

Hablando desde el lado de la paciente de psicología, de terapias naturales, y de todo aquello que me hace evolucionar en mi camino como persona, me atrevo a afirmar que lo esencial es detectar dichos sentimientos y ponerles consciencia. Desde ahí es mucho más fácil lidiar con ellos, especialmente con los negativos. Ahora bien, después de más de diez años trabajando en ello, en la colocación y recolocación emocional, me quedo embarazada. Y, ¿ahora qué? “Bueno, seguro que no pasa nada. No tiene por qué cambiar nada, total, ¡solo estás embarazada!”

 

Y al principio así fue. Una mezcla de incertidumbre, ilusión y vértigo se apodera de cada día, de cada ratito de soledad. Los buscadores de internet echan humo de toda la información que buscas y, poco a poco, empiezan las dudas. Con ellas, al menos en mi caso, también el malestar físico. No eres capaz de levantarte casi de la silla o de la cama sola o sin marearte, y las digestiones te cuestan el doble que antes; la acidez se apodera de tus mañanas y tardes, la gente te comprende, claro, pero nadie puede hacer nada. Si metemos todo ello en un recipiente, y le añadimos unas gotitas de nervios, una dosis de opiniones que no pides, una ración de comentarios acerca de la forma de tu cuerpo (¡si apenas estoy de tres meses!) y un sinfín de experiencias de embarazos y partos horribles… ¡HOLA MIEDOS!

 

A todo esto, podemos añadir aquello que ya “debería” sentir por mi bebé, todo eso que se ve en las películas, que observas en chicas famosas que publican su maternidad y quieren a su hij@ desde que se hacen el test casero de embarazo. Está muy bien sentir eso desde el principio, pero no pasa siempre, y no pasa nada. En mi caso, me nace mucho instinto de protección en la zona del vientre, ilusión de pensar que puede sentir lo que yo siento y, sobretodo, alucinación de pensar en el milagro que mi cuerpo está llevando a cabo solo con un par de células.

 

Lo cierto es que nunca me imaginé el comienzo de la maternidad como lo está siendo. Una vez más, programar no sirvió de nada. Porque la vida pasa como quiere y como debe, aunque tú intentes hacerla pasar a tu manera. Creo que ser madre te enseña esta lección a pasos gigantes. Estamos muy acostumbrados a querer algo, quererlo ya, aquí y ahora. Lo más emocionante de todo este proceso es el “paso a paso”. Cada visita al médico es una nueva sorpresa y, si lo puedes compartir con alguien, ya sea tu pareja, algún familiar o amigo, se duplica la ilusión.

 

Por tanto, en todo este camino hay días muy buenos, buenos y un poco menos buenos, pero todos cuentan. De cada uno se saca algo positivo, un aprendizaje. Cada día puedes sentir algo nuevo, hacer transformaciones. Convertir un “es que no le quieren” en un “es demasiado pronto, cada uno lleva sus procesos”. Y la primera, tú misma. No te precipites, exprime cada día. Nada es contra ti, sencillamente se trata del nivel de “prudencia” de cada ser humano, y eso no se puede controlar. Solo podemos manejar aquello que sentimos nosotras. Yo tengo la suerte de contar con profesionales que me acompañan en este camino. Porque si algo tengo claro desde hace años, cuando me planteé qué vida quería y cómo quería sentirme, es que cuando necesite ayuda, la voy a pedir. Invertir en bienestar emocional, es una de las adquisiciones fundamentales en la vida. 

 

“Porque casi todo lo mejor de la vida, empieza dando un paso hacia un lugar que da un poco de miedo”

 

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Formación:

 

Nº de Colegiada CV-13970