El embarazo de Paula: semana 22

Parece que fue ayer cuando recibía la emocionante noticia del embarazo de Paula y... ¡Ya hemos llegado a la semana 22!

 

Depende de con qué gafas lo mires, el embarazo puede ser un camino que se anda lento o que va muy muy rápido. Como en cualquier otro proceso vital, a más disfrute... mayor sensación de velocidad. Para mí, el embarazo de Paula está siendo tan fugaz como una estrella. ¡Debe ser que lo estoy disfrutando mucho!

 

Una vez más, Paula comparte con nosotras los pensamientos, emociones, sentimientos y sensaciones que están acompañándola hacia la cita más importante de su vida, el primer encuentro cara a cara con su bebé. Es muy común que los miedos se nos lleven en procesos tan trascendentales como lo es este y por ello resulta tan saludable la psicología en el embarazo.

 

¡Cada día un poco más cerca!

La culpa: mi clara enemiga en el embarazo.

Introduzco el post de hoy con la frase de una gran amiga y matrona: “no estás impedida, no estás enferma”.

 

Y es que cada día que pasa me siento menos ágil, más cansada y con mucha ansiedad. El trabajo en el que me encuentro, mi gran vocación y sueño desde niña, nunca creí que embarazada me haría sentir tan “bajo cero”. La ansiedad me está provocando contracciones, más frecuentes de lo que cabe esperar en estas semanas. Los médicos me recomiendan que me coja la baja, pero me niego a pensar que el embarazo y todo lo que conlleva puede conmigo. Me niego a quedarme en casa y dejar mi puesto de trabajo. Sin embargo, cada tarde al llegar a casa, no tengo fuerzas de nada. Me limito a tumbarme y a llorar, y llorar de cansancio. Siento culpa ante cada decisión que tome, y pienso que haga lo que haga estará mal.

 

La culpa: mi clara enemiga durante este embarazo. Culpa por todo. Culpa por querer dejar el trabajo; culpa por no dejarlo, que ello me provoque ansiedad y pensar en transmitírselo a mi hijo; culpa por sentirme triste; culpa por la cantidad de kg que he engordado ya. Eso sí, gracias a ella estoy desbloqueando sentimientos que no sabía que tenía, y que ahora están saliendo a la luz.

 

Pero no todo es malo, claro que no. Cuando tengo momentos de “lucidez” (especialmente tras sesiones de terapia) me alegro mucho de notarle tanto dentro de mí, doy gracias por tener a mi lado al marido que tengo, a las amigas que tengo, tener a mi familia cerca y, de que independientemente de cómo me encuentre físicamente, mis analíticas están saliendo perfectas: ni anemia, ni diabetes, ni nada malo que afecte a mi salud. Por tanto, gracias vida.

 

Hoy escribo desde una perspectiva un poco menos positiva que en otras ocasiones. La inestabilidad emocional a veces se hace complicada. Es un proceso de cambio bestial el que estoy experimentando, intentando poner consciencia a cada momento, traba o sentimiento. Colocarlo, saber de dónde viene y trabajarlo. Lo que está claro, es que es un momento de despedidas, de decir adiós a una parte de mí que ya no volverá, y de dar la bienvenida a otra nueva, que se quedará para siempre. Simplemente hay que abrazar el ritmo de una reestructuración tan grande como esta. Es lento, es rítmico y dando dos pasos hacia delante y uno hacia atrás, pero firmes. Y no os voy a mentir, me está resultando más complicado de lo que creía. No solo es que te salga una barriguita y tras nueve meses parir. Es mucho más, y en este segundo trimestre me estoy empezando a dar cuenta de ello.

 

Siento que es un momento de revisar, de reorganizar, pero no solo a mí misma, sino todo lo que me rodea. Desde la relación con la familia, amigos… como la relación con la pareja, que en mi caso está viviendo una evolución enorme, se está fortaleciendo y estoy conociendo a un chico, a un hombre que todavía no había conocido y me gusta cada vez más. Reorganizar patrones de comportamiento con la gente, en casa, en el trabajo… Vamos, que estar embarazada es un trabajo de 24 horas. Al menos las noches se me están respetando, duermo sin ninguna dificultad y bastantes horas.

 

Sigo preguntándome cuando llegará ese vínculo y ese amor hacia mi bebé, que ya deseo proteger y cuidar, pero imagino que se tratará de un sentimiento mucho más fuerte, por lo que dicen.

 

Olaya Martínez Gil

Psicóloga en Valencia

 

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Nº de Colegiada CV-13970