Proceso Terapéutico

En los últimos días he dedicado una parte de mi tiempo a dar una nueva vuelta a mis pensamientos, a mi aprendizaje, mis emociones y mi función como psicóloga.

 

A pesar de que es algo que suelo revisar una y otra vez, es cierto que existen periodos en los que se vuelve casi una obligación. Esos períodos son precisamente cuando más carga laboral tengo ya que ello me obliga a estar muy en mí, centrada, concentrada y dedicada en cuerpo y alma.

 

Me ha ayudado y servido de gran inspiración para decidirme a escribir este texto, el recordar algunas de las fantásticas frases que el escritor Lewis Carroll escribió en su famoso libro: "Alicia en el País de las Maravillas". 

 

Es por ello que voy a intentar utilizar las que más me gustan para contaros un poco acerca de mis reflexiones en el último tiempo.

Una sesión de terapia con Lewis Carroll

¿Cuántas sesiones hacen falta para que me encuentre bien?

¿Hasta cuándo dura la terapia?

¿Qué haces en terapia exactamente?

¿De qué trata tu terapia?

 

Estas y muchas otras son ejemplo de preguntas que me lanzáis cuando llamáis para informaros. La verdad no resulta sencillo responder… es más… no puedo responderos con exactitud. El proceso terapéutico verdaderamente no depende de mí. Los absolutos protagonistas de las historia sois vosotras y vosotros.

 

En este sentido, Lewis Carroll compartió con el mundo esta cita:

 

  "Se empieza por el principio, se sigue hasta el final y es allí donde uno se para"

 

 

No sé cuánto tiempo vaya a durar la terapia, tampoco sé cuán rápida o rápido eres tú en tus procesos vitales. Al igual que unos niños pegan el estirón antes que otros, hay personas que pasan a través de sus malestares de forma mucho más pausada o más rápida.

 

Son muchos los factores que van a formar parte de esta parte del juego: cuánto tiempo llevas “aguantando” una determinada situación sin buscar la luz, si ya has realizado terapia anteriormente o es la primera vez que acudes a consulta, cuál sea tu historia y cuán profundo haya calado ya en ti.

 

El proceso terapéutico tiene similitud con el “quitar capas a una cebolla”. Cuanto más profundo y más complejo, más capas habremos de quitar. No obstante os diré algo: todos y cada uno de nosotros deberíamos estar en terapia constante durante toda la vida. Quizás una vez al mes, incluso cada trimestre pero… ¿Acaso no te realizas controles médicos rutinarios cada cierto tiempo?

 

Lo que sí sé es que hay que comenzar por el principio, que algún día ha de ser el que yo me pare, tome impulso y me enfrente a mis miedos.

 

Ahora os lanzo yo una pregunta a vosotros: ¿Por qué nos emperramos en prestar atención y cuidar tan solo uno de nuestros cuerpos (el físico) si somos mucho más?

Defiendo férreamente la idea de que si nuestros pensamientos, sentimientos y emociones estuviesen bien mirados, trabajados y colocados, nuestro cuerpo físico no enfermaría. No tendría necesidad de enviarnos ninguna señal. Porque eso precisamente es la enfermedad, una señal de que algo dentro nuestro no está funcionando como debiera.

 

Siguiendo con esta sesión de terapia de la mano de Lewis Carroll, compartiré con vosotros la siguiente frase inspiradora:

 

“Siempre llegarás a alguna parte, si caminas lo suficiente”

 

Caminar, caminar, caminar y nunca pararse. Eso es la vida. La vida es cada día. Si en vez de empeñarnos y paralizarnos con una piedra, la miramos, la analizamos, observamos su tamaño, color, le damos su sitio y su significado en el camino, podremos continuar adelante preparados para encontrar otras piedras que también sortearemos y saldremos reforzados.

 

Todo camino, toda piedra, incluso alguna que otra desorientación en esta excursión que es la vida, tiene un sentido. Todo tiene un para qué y en esa experimentación saludable está el éxito. Todo acontecimiento va a llevarnos a alguna parte.

 

Y, de repente, cuando uno mira atrás en el camino, se da cuenta de cuánto ha ido cambiando. ¿Verdad? Pero prestad mucha atención y podréis ver cómo los cambios se suceden a cada instante, solo que no les prestamos demasiada atención. Solo nos damos cuenta cuando el cambio ha sido muy abrupto, con el tiempo y con perspectiva. 

 

Lewis Carroll decía:

"Sabía quien era esta mañana, pero he cambiado varias veces desde entonces"

 

Si amig@s estemos atentos y abiertos al cambio, a la consciencia y a la constante mejora. Cambiamos a cada rato y está bien, porque estamos vivos y aunque ante algo nuevo todos nos paralicemos por un instante... ¡Hemos de intentar retomar la marcha cuanto antes para llegar allá donde nos hayamos propuesto!

 

Para finalizar os dejaré con mi favorita:

 

"¿Sabes cuál es el problema de este mundo? Todos quieren una solución mágica a los problemas, pero todos rehúsan creer en la magia"

 

Querid@s... la magia está en vosotros. En vuestra sabiduría infinita, en vuestro interior. No dejéis de tener contacto con esa magia y todo, absolutamente todo, será siempre posible.

No tengáis miedo de trabajar con vuestros miedos. Es la única forma de que salgan corriendo.

 

 

 Olaya Martínez Gil

Psicóloga en Valencia

 

 

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Nº de Colegiada CV-13970