Si sucede, conviene

Cuando nos sucede algo inesperado, sorpresivo, y sobretodo desagradable, tendemos a atormentarnos con un aluvión de preguntas:

 

¿Cómo? ¿Por qué a mí? ¿Por qué tan mala suerte? ¿No puede pasarme algo bueno? Detrás de ninguna de esas preguntas existe una verdadera respuesta, realista, constructiva ni adaptativa. Hemos de cambiar el dialogo interno hacia uno más saludable. Si sucede, conviene.

 

Si uno se haya inmerso en el dolor, la pena, la desesperación y la angustia de un suceso catalogado como "malo" y/o "desagradable", soy consciente de que resulta muy difícil llegar a esta conclusión. Y eso también lo acompañamos, pero... da tiempo al tiempo y, por lo menos, haz el intento de entender el para qué esto se te pone delante, justo ahora, en este momento y de esta manera. 

Existe un propósito para cada acontecimiento vital

Efectivamente así es...

Nada de lo que nos sucede es una mala jugada de la vida, del destino o de la suerte. La vida no es mala, no juega en tu contra ni está aquí para fastidiarte. Créeme, conviértela en tu compañera de juegos y empieza a interpretar de otro modo las cosas que suceden, además intenta hacer el ejercicio también de valorar todo aquello positivo que acontece en tu día a día y a lo que, quizás, no estás prestando la suficiente atención.

 

Existe un propósito para cada acontecimiento vital que nos toca vivir, todos ellos son una suma de aprendizajes que poco a poco constituirán el libro gordo de nuestras vidas. Lo qué pasó, cuándo pasó y cómo pasó, estaban perfectamente confabulados para ser aquello que mayor bien podía hacerte en ese momento, sí...aunque suene algo raro, así parece funcionar. 

 

Personalmente, en estos últimos días, me ha tocado vivir una situación personal y familiar muy dura e inesperada. Ha fallecido alguien amado de repente y la situación actual me ha impedido, tanto pasar los últimos días cerca de ese persona, como poder ir siquiera a despedirla en su último viaje...

Sí, podría enfrascarme en los por qué, en las lamentaciones y en el sufrimiento. Pero, ¿sabéis? Una vez más decido otro camino, uno más constructivo y saludable. El camino del diálogo interno positivo y aquel que da más paz a mi corazón. Y así, poco a poco el dolor por la pérdida  irá desapareciendo  con el tiempo y no generaré entre medias mucho más sufrimiento (que éste, como siempre os digo... sí es elegido).

 

Por ello mi consejo hoy es que, sea cual sea la situación dolorosa que os está tocando vivir en el momento presente, salgáis del drama, salgáis de la tormenta de ideas sin destino que aún os genera mayor sufrimiento. Buscar todas aquellas herramientas que puedan dar paz a vuestro corazón, aún y con el dolor de por medio. Creerme, se puede. Solo hay que hacer un pequeño esfuerzo, un ejercicio de consciencia y confiar en la vida y en vuestros caminos.

No sólo creces...¡Enriqueces!

Con todo aquello que nos pasa nos sólo crecemos y evolucionamos, también enriquecemos nuestra vida, nuestra experiencia vital y nuestras capacidades.

Y mientras que todo pasa, podemos hacer una serie de ejercicios que nos ayuden a transitar más favorablemente este nuevo proceso. Espero que os sirvan tanto como a mi.

 

  • Dedícate tiempo de calidad. No es tan necesaria la cantidad como precisamente la calidad. Al menos una mañana, una tarde, o dos horas a la semana pueden ser suficiente, pero tienen que ser TUS DOS HORAS. Dedicadas esencialmente a aquello que te hace feliz, o que te hace estar en paz. Un café con tus amigas, un paseo por la naturaleza, un café y tu libro favorito, una serie o lo que tú decidas que es mejor para ti. Intenta que nada ni nadie esté por encima de eso. Ese es tu tiempo, es para ti y es irreemplazable. Intenta además, no dejarte pendientes, de verdad, nada es importante en ese tiempo más que tú y tus deseos.
  • Haz un ejercicio profundo de auto-análisis. Piensa en todo aquello de tus actitudes, sentimientos, emociones que te gustaría modelar y ponte a buscar de qué forma poder trabajar con ello y mejorarlo para que tus experiencias vitales se conviertan en algo mucho más agradable y fácil.
  • Dedica tiempo a escucharte. Si, a escucharte y a entenderte. Muchas veces en la prisa diaria y las rutinas no nos paramos ni un instante a ver cómo estamos, qué queremos o hacia dónde vamos. Hoy es el día, empieza.

 

Olaya Martínez Gil

Psicóloga en Valencia

Escribir comentario

Comentarios: 0

Formación:

 

Nº de Colegiada CV-13970